POEMAS A QUEMARROPA

Editado en Santafé de Bogotá, Diciembre de 1977. El periodista samario Otoniel Martínez, prologuista del libro se refiere así al quehacer poético de Arturo Arcángel en algunos apartes de su presentación:

"... Este poemario de Arturo Arcángel es, hay que decirlo sin titubeos, un auténtico editorial de combate. Aquí está el poeta de pie, sobre el epicentro de su propia interpretación del hombre y de la patria de nuestros días. Todo lo que palpita y trasciende de estos poemas tiene indiscutible valor de reflexión y madurez, de observación y crítica, con una carga bélica disparada hacia lo más hondo y nauseabundo de esta volcánica época que vivimos.

 

... Así es el quehacer lírico de Arturo Arcángel. No se enreda en las tergiversaciones y malabares crucigrámicos de ciertos versificadores "ultramodernos" que despojan al verso de ese "estado térmico" de que habló Juan Maragall cuando aludio a la poesía. La metáfora brota espontánea, limpia, desnuda, elemental, dejando de lado el simple decorado verbal y los viejos moldes clasicistas, para dar paso a la plenitud de la emoción lírica con que canta el absurdo del hombre contemporáneo y la confusión y purulencias sociales, biológicas y políticas del mundo en cuyo centro se siente él mismo actor y espectador.

... De ahí que este poemario sea una contribución - otra más - que Arcángel aporta para ir despejando los linderos donde se está ubicando la nueva poesía colombiana en la búsqueda de la interpretación y análisis de nuestro destino histórico...".

 

 

 
TORRIDO
 
 



Un país ?
talvez.

Aguantamos hambre en Español.
Amamos en Francés.
Aprendemos en Inglés.
Agonizamos en Latín.
Morimos en silencio.

Aquí nacimos.
Y no es Babel. Es Colombia.

 


 

POEMA CIENTO NOVENTA Y NUEVE
 

 

En mi país
no hay pena de muerte
porque se cree
- todavía -
que Dios es el dueño de la vida,
que los asesinos salen de su mano
......y son sagrados.

En mi país
no hay pena de muerte.
Los asesinos
desayunan con sangre
y adornan como plantas
las avenidas y esquinas;
se cree
- todavía -
que Dios los riega con la lluvia.

En mi país
no hay pena de muerte.
Los reyes Católicos
nos enseñaron el quinto mandamiento
escrito en pergamino-piel-de-esclavo.
No podemos matar
al asesino,
nos enseñaron a dejarnos matar
sin matar.

...

En mi país
no hay pena de muerte.
Por eso izamos
bandera tricolor con rojo
- sinónimo de sangre -.